Tanto contra Unión como ayer frente a Newell’s, los cambios dispuestos por Falcioni significaron goles. El recambio en onfesiva, por ahora, funciona.
Un equipo con aspiraciones importantes debe tener no solo una formación titular fuerte sino también alternativas entre los suplentes que le den la posibilidad dedefinir los partidos si los once iniciales no pueden lograrlo. Eso precisamente fue una gran virtud demostrada por Boca en los últimos dos juegos.
Contra Unión, Julio César Falcioni dispuso sobre los 26 minutos del complemento el ingreso de Nicolás Colazo por Walter Erviti, quien se retiró con una molestia. El Xeneize no encontraba el gol de la tranquilidad en un encuentro que ganaba solo 1-0, hasta que el joven volante zurdo recepcionó un pase de Juan Román Riquelme, metió un centro atrás desde la izquierda y Lucas Viatri estampó el 2-0. Minutos después, Nico sacó un fortísimo tiro desde 25 metros y anotó el definitivo 4-0.
Pero en ese mismo juego otro de los ingresados tuvo buena participación. Porque fue Pablo Mouche, que había reemplazado a Darío Cvitanich, quien armó una buena jugada, dejó un par de rivales en el camino y asistió a Román, que luego hizo su parte con una magnífica definición para el 3-0.
Ayer por en la noche rosarina fue nuevamente Mouche quien ingresó en lugar de Cvitanich y resultó determinante. El número siete picó a espaldas de Hernán Pellerano, recibió de Viatri y mano a mano con Sebastián Peratta remató cruzado con su pierna menos hábil, la derecha, para darle un triunfo de oro al Xeneize y depositarlo en la cima junto a Vélez, Racing y Lanús.
En ataque la formación boquense mostró tener buen recambio entre los relevos y así consiguió resolver dos encuentros que por distintos motivos se tornaron complicados. Por ahora, parece, Boca tiene banca.