Erviti jugó, por lejos, su mejor partido desde que llegó al equipo de la Ribera. Se lo vio bien en ataque y dio una mano importante en defensa. Acá el análisis.

Walter Erviti llegó a Boca a fines de enero de este año. Sin poder prepararse durante la pretemporada veraniega, el ex Banfield comenzó de titular en el equipo de Julio César Falcioni y, debido a su bajo rendimiento, de a poquito fue perdiendo su lugar a manos de Nicolás Colazo.

Muchas fueron las críticas que recibió el marplatense por la importante cantidad de dinero que se invirtió en él y lo poco que hizo durante el campeonato pasado para justificar semejante gasto. Fue por eso que en la pretemporada que el plantel hizo en Curitiba y la gira europea, Walter se preparó seriamente y en los partidos amistosos se lo vio muy bien, siendo de los mejorcitos en el balance general a pesar de haber terminado con una leve lesión.

Lamentablemente, el inicio del campeonato fue malo y lo que mostró Erviti pareció ser más de lo mismo. Pero ayer cambió mucho y, por suerte, para bien.

El portador de la camiseta número once jugó, por lejos, su mejor partido desde que llegó al equipo de la Ribera. Su primera intervención fue muy positiva: recibió un buscapié de Juan Román Riquelme y de primera, con un taquito espectacular, asistió a Lucas Viatri para que marcara el uno a cero cuando sólo iban 48 segundos de juego.

Con el enganche se buscó constantemente y entre ambos armaron varias paredes lujosas. También se mostró constantemente como descarga a la sociedad armada por Riquelme-Clemente, lo mejor del equipo llegando siempre por el sector izquierdo.

Pero además de tener una muy activa participación en los últimos metros de la cancha, la tarea de Erviti en defensa fue muy buena. Cuando Boca no tuvo la pelota, siempre se retrasó a cubrir su sector y, en los casos en los que Clemente subía demasiado, retrocedió aún más y hasta se paró de tres.

Muy buenas decisiones tomadas, a la hora de tocar la pelota para salir jugando, y la garra que puso, a la hora de defender, terminaron siendo esos tipos factores para que toda la hinchada xeneize lo aplaudiera en el momento en que ingresaba el pibe Colazo, en su lugar, como reconocimiento al buen partido realizado.

Ojalá que esta actuación no sea sólo una ilusión óptica y que sí sea el punto de partido para que Erviti pueda demostrar que en realidad sí está hecho para jugar con la camiseta de Boca, así también como que el importante gasto invertido en él no fue para nada en vano…