Gustavo Alfaro acertó con el planteo táctico y Boca no sufrió demasiado en River. Ahora, la Copa.


Que un equipo con la historia de Boca no puede jugar así, que el técnico no puede meter tan atrás a sus jugadores, que pareció un “equipo chico”, etcétera, etcétera. Todo esto, y más, se escuchó luego del empate en cero entre el Xeneize y River en el Monumental.

Las críticas hacia la estrategia de Gustavo Alfaro fueron muchas, pese a que su equipo no sufrió demasiado frente a los dirigidos por Marcelo Gallardo, el mejor DT del fútbol argentino desde hace años. Es cierto que Boca casi no atacó y tuvo apenas dos llegadas claras de gol, pero el objetivo era otro y se cumplió.


Sentirse y saberse inferior ante un rival no es negativo si uno toma los recaudos necesarios y sale a la cancha conociendo sus limitaciones. El Boca de Alfaro sabe lo que busca, y más allá de no tener un gran volumen de fútbol, no se cree ni más ni menos que ninguno por eso se aferra a la idea con la que más seguro se siente.

Lo ocurrido este domingo en Núñez sirvió de termómetro y con el correr de las semanas, el DT evalaurá qué cosas deben mejorar para llegar bien parados al primer cruce de semifinales, el próximo 1° de octubre. La mayoría de los hinchas aprobaron el desempeño, ya que entendieron mejor que nadie el contexto de este primer clásico.

Paciencia, trabajo y perfil bajo. Boca dará pelea y eso parece molestarle a algunos.