En esta sección les presentaremos una serie de escritos que reflejan la pasión por Boca Juniors. En esta entrega, la obtención de la Copa Máster -hace 30 años- de la mano del “Maestro” Tabárez…

El año 1992 es para muchos y muchas un año clave en la historia del Club. Principalmente por el festejo del Torneo Apertura, que fue cortar con la sequía desde el Metropolitano del 81 y luego de la época de vacas flacas (casi desnutridas) de la década más jodida de Boca.

No hace falta haber nacido mucho antes de los 90 para conmoverse con los recuerdos de aquella época y sabernos de memoria todo lo que aconteció en el segundo año de ese decenio: el gol de Benetti, el super clásico del “Manteca” Martínez y la radio de Comizzo, el festejo con el alambrado cayéndose, etc… Pero antes de eso, en mayo de ese año Boca empezó a festejar en lo que fue el primer título azul y oro de Oscar Washington Tabárez.

De Supercopas y Maestros

La Copa Máster de Supercopa fue un torneo organizado por la Confederación Sudamericana de Fútbol, donde se enfrentarían los campeones de la Supercopa Sudamericana, es decir: equipos coperos, con historias y campeones continentales. Por lo que en ese año lo jugarían los cuatro campeones del certamen hasta entonces: Racing (1988), Boca Juniors (1989), Olimpia de Paraguay (1990) y Cruzeiro que en 1991 le había ganado la final a River en una serie donde perdió el primer partido por 2 a 0 y ganó el segundo por 3 a 0.

Con este antecedente, la Copa era una buena medida que permitiría saber para qué estaba el Boca de Tabárez. Es que el uruguayo había llegado al Club luego de que Carlos Aimar le diera dos títulos internacionales (Supercopa ‘89 y Recopa ‘90), pero que renunciara a dos fechas de la finalización de la primera parte de la temporada, que tuvo como ganador a Newell’s.

Fue por eso que en diciembre de 1990 Antonio Alegre y Carlos Heller decidieron ir a buscar a quien había sacado campeón a Peñarol: un maestro de escuela rural, que con el tiempo sería palabra mayor en Uruguay y en todo el continente y que, en gran parte, ese reconocimiento comenzó por su paso en el Club de la Ribera.

El Boca de Tabárez ya había tenido una incursión copera, en 1991 pero en la Libertadores, donde todo terminó en semifinales en lo que fue la batalla campal en Chile, vs Colo Colo.

La Copa Máster iba a ser la posibilidad de sumar otra estrella, pero siempre con vistas a lo que se vendría. Lo bueno, es que siguiendo con la recuperación institucional de por entonces los premios en dólares para el campeón serían bienvenidos.

La Máster

Todos los partidos se jugaron en la cancha de Vélez Sarsfield, y al ser cuatro los “Supercoperos” sólo hubo semifinales y final.

La semifinal se jugó el 27 de mayo y enfrentó a Boca contra uno de sus “clásicos” sudamericanos: Olimpia. El club paraguayo que más de una vez pudo contra Boca, no pudo con un compatriota que fue el encargado de marcar el único gol. Roberto Cabañas al minuto de juego, y después de una salida en falso del arquero Tavarelli, metió un frentazo para festejar con su pirueta habitual frente a su rival de toda la vida, ya que había salido de Cerro Porteño. Pero también para cumplir lo que Marcelo Araujo decía desde la cabina de transmisión, antes de que se ejecutara el tiro libre desde el cual llegó el gol: “Boca quiere liquidar el partido desde el comienzo”.

Tan solo cuatro días más tarde se jugaría la final contra Cruzeiro, que venía dulce contra los equipos argentinos y que había dejado atrás a Racing por penales. El conjunto de Avellaneda quedaría cuarto luego perder contra Olimpia en el partido por el tercer lugar.

Luego de ese partido se jugó la final en un estadio Amalfitani que no estaba lleno, un poco por desinterés de lo que se jugaba y otro poco por el frío que hacía. Para colmo de males el árbitro fue Nieves.

Foto: El Gráfico

Boca se mostraría superior desde el principio y el que quería festejar en aquel mayo. Es lo que se veía desde el vamos cuando Carlos Navarro Montoya; Diego Soñora, Juan Simón, Alejandro Giuntini, Luis Abramovich; Walter Pico, Blas Giunta, Antonio Apud; Sergio Saturno, Alberto Márcico y Roberto Cabañas saltaron al verde césped y manejaron los hilos del partido.

La primera emoción llegó a los 27 minutos cuando Soñora la empaló desde el borde del área, luego de una asistencia magistral del “Beto” para poner el 1 a 0. Diez minutos después Edson, aunque desde la transmisión se confundieran y hablaran de Luis Fernando, marcaría el empate con el que se irían al entretiempo.

Boca iba a fuerza de pelotazos y buscando a los de arriba, que nos iban a dar muchas alegrías desde ese momento. Pero al igual que el primer gol, el que metió el definitorio fue un defensor. Alejandro Giuntini, después de la salida de un córner y de que la pelota picara, la agarró como venía, metió una media tijera hermosa y la clavó en el ángulo, en el gol más importante de su carrera. Faltaban 15 minutos para el final y no faltaba nadie en una popular que a esa hora estaba explotada.

Cuando el árbitro pitó el final, Boca se reencontraba con “el triunfo y con el éxito” y Antonio Alegre se encontraba con las cámaras para describir el momento como “una gran alegría que esta hinchada de Boca que desea que Boca gane algo, por lo menos ganó esta copa que es importante, que es la primera Máster y un presagio para el futuro”.

La Copa Máster se jugó nuevamente en 1995, por el escaso interés que despertó y que llevó a varios equipos a que desistieran de participar, y en 1998 cuando se previó la realización de la 3ª edición fue descartada y reemplazada por la Copa Mercosur. Por eso con el correr de los años, los anti Boca la quisieron minimizar tanto hasta creerse que no era un título oficial. Pero siempre ganarle al Cruzeiro sería más importante que ganarle al Alajuelense…

Si bien el festejo aquel 31 de mayo de 1992 fue moderado, y hasta Márcico puso este trofeo por debajo de ganar un torneo, por los casi 11 años sin dar una vuelta olímpica, fue “un pequeño regalo para la gente” que quería el torneo que le regalarían en diciembre. Pero sobre todo fue otro título internacional, el 6°, una estrella más y la primera MasterClass de Tabárez.