Argentina dio todo en la final ante Alemania pero cayó 1-o en el segundo tiempo suplementario. El gol fue de Mario Götze.
La primera parte estuvo cargada de tensión. Alemania con la posesión de la pelota y el dominio del juego, de movida. Y Argentina bien parada atrás, aguardando su chance con buena presión arriba.
Así llegó la primera jugada de peligro: un cabezazo atrás de la defensa alemana que dejó a Higuaín solo contra Neuer. El delantero argentino falló un gol imposible. Para colmo, diez minutos después logró convertir y la jugada fue invalidada por posición adelantada.
Los europeos respondieron: Müller armó un avance interesante que terminó con un remate de Schürrle que obligó a Romero a vestirse de héroe para evitar que sea gol. Luego, el milagro: un cabezazo de Howedes, a los 45, dio en el palo.
El arranque del complemento tuvo otra jugada clave: Messi tuvo un mano a mano a los 3 minutos, pero su disparo se fue apenas al lado del palo. Para buscar el gol de la victoria, Sabella mandó a la cancha a Rodrigo Palacio. El exBoca ingresó por Higuaín. Antes, Agüero reemplazó a Lavezzi.
El último ingreso fue de Fernando Gago. El volante Xeneize ocupó el lugar de Enzo Pérez para intentar tener dominio en la mitad de la cancha. El partido siguió a pura tensión: los equipos se repartieron la pelota pero las acciones no abundaron. Todo llevó al alargue.
En el primer tiempo suplementario, Palacio tuvo la Copa en sus pies: la paró de pecho, le salió Neuer y se la tiró por arriba. Falló. En el último parcial llegó el golpe inesperado: Schürrle armó una jugada por la izquierda, tiró el centro y Götze se metió entre los centrales para marcar el gol alemán.
Final de la ilusión Argentina. Se dio todo, no quedó nada. Pocas cosas por reprocharle a un grupo que llegó muy lejos. Sí hay errores cometidos, que habrá que revisar. Por ahora, sólo nos queda el lamento.