Tras la floja actuación en el debut, García volvió a transmitir seguridad a sus compañeros. Tuvo tres tapadas muy buenas y asistió quirúrgicamente a Mouche en el gol.
Los desafortunados errores del arquero Xeneize ante Godoy Cruz hicieron que muchos hayan puesto en duda su continuidad, no así el propio entrenador que le ratificó la confianza. Como lo hizo durante el verano, Javier García le devolvió el guiño a Julio César Falcioni.
En los primeros centros que cayeron en el área, el juvenil optó por despejar con los puños antes que retener la pelota, como si aún le quedaran algunas secuelas del partido anterior. Igual, tomó confianza muy rápidamente.
A los 10, Juan Cruz Respuela conectó de cabeza casi desde el área chica, pero se encontró con una gran respuesta del uno azul y oro, que voló de gran forma hacia la derecha y envió la pelota al córner.
A la salida del tiro de esquina, Lucas Aveldaño volvió a ganar de arriba en territorio de Boca, aunque nuevamente García evitó la caída de su vaya, volcándose hacia el palo izquierdo.
Catorce minutos más tarde, su figura volvería a adueñarse del protagonismo en la noche de Avellaneda. A la salida de un tiro libre, Pablo Lugüercio durmió a todos, pero su cabezazo no pudo con la estirada del uno.
En los momentos más complicados para el elenco visitante, el arquero surgido de las inferiores boquenses impuso presencia y brindó seguridad a sus compañeros.
En el inicio del complemento, García se dio el lujo de asistir de manera fenomenal a Pablo Mouche, para que el delantero luego marque el gol del triunfo. Fue una jugada muy bien pensada y todavía mejor ejecutada por el juvenil, que tiene una gran precisión para los pases de larga distancia.
Luego, no tuvo un trabajo tan incisivo como en el primer tiempo, pero sobre el cierre del encuentro le ahogó el grito al debutante Teófilo Gutiérrez. Leandro Somoza había fallado en el cabezazo y el colombiano se topó con la pierna salvadora del portero.
El árbitro pitó el final y el arquero lo festejó como merecía. Apretó sus puños y alentó a sus compañeros, que se encargó de saludar uno por uno como si les estuviera agradeciendo por la banca que le dieron en esta semana complicada.
Aquellos arcos de la cancha de Racing, que fueron testigos de los errores de García en el triangular del Apertura 2008 ante San Lorenzo y Tigre, ayer lo encontraron en un gran nivel. Sin lugar a dudas, de las manos (y del pie derecho) de Javi nació el triunfo de Boca.