Emiliano Brancciari respira Boca. Pasan los años, algunas cuestiones de su vida personal van modificándose, pero su sentimiento por el club de sus amores sigue intacto, tal como se lo inculcaron de chico.

Luego de afrontar la separación de sus padres, la mamá del hoy cantante decidió armar las valijas y emigrar hacia Uruguay. Él, con tan solo 12 años, la acompañó y transitó su infancia y adolescencia del otro lado del charco. Al principio, la cosa no fue fácil, pero hubo algo que lo mantuvo a salvo: Boca.

En una charla mano a mano con Planeta Boca Juniors, el vocalista de No Te Va Gustar, la banda de rock que celebra sus primeros 30 años, viajó en el túnel del tiempo y recordó algunos principios básicos de su vida: “Yo me fui a vivir a Uruguay a los 12 años y con lo que me quedé, lo que no solté, fue Boca. Me mude de país, pero eso no cambió. Desde que tengo uso de razón, los colores de mi casa son los de Boca. En mi casa se respiraba Boca”.

Brancciari se ríe al hablar sobre el equipo de su corazón. Foto: PBJ

No hay fronteras para tanta pasión: así seguía Emiliano Brancciari los partidos de Boca desde Montevideo

“Boca me mantenía aferrado a mi origen, mucho más que a la Selección Argentina. Mi tía tenía una radio en su cuarto que me permitía escuchar los relatos de Víctor Hugo Morales. Dejaba de hacer cualquier cosa por escuchar los partidos, no se me pasaba uno, era algo religioso”, empieza el artista y su mirada se ilumina al recordar aquellos tiempos.

Emiliano, nacido a fines de los 70, encontró, como tantos otros chicos y chicas de su generación, su primera gran alegría en la Supercopa 1989 ganada en cancha de Independiente: “Sintonizaba el dial, con lo difícil que era en esa época sin tanta tecnología, y escuchaba a Boca. Así viví la Supercopa 1989, la del gol de Giunta, y salí a festejar solo a la calle”.

“Esa fue una linda época porque la década del 80 había sido bastante dura y ahí empezó algo lindo. Primero con esa Supercopa ganada en cancha de Independiente y después con la llegada del Maestro Tabárez, a quien amo profundamente y tuve la suerte de decírselo”, cierra Brancciari, quien en su brazo derecho lleva un nuevo tatuaje relacionado a Boca.

La pasión se hereda: el hijo de Emiliano Brancciari, otro bostero de ley

Santino, el hijo de Emiliano Brancciari, nació en Uruguay, pero su sentimiento está claro: de un lado del corazón aparece Boca, del otro está Peñarol. En medio de la entrevista con PBJ, el cantante reveló una anécdota que lo hizo sonreír e inflar el pecho más que otras: “El otro día fuimos a ver un concierto de Milo J, un artista que le gusta mucho a él, y le preguntaron cómo había estado. Respondió claro: ‘fue la segunda mejor experiencia de mi vida, la primera fue ir a La Bombonera’. Imaginate cómo quede yo, ja”.

Yo no le inculqué nada, él me vio a mí, que soy de Boca. Pero bueno, nació y yo ya le había puesto la ropa de Boca. A La Bombonera lo llevé de bebé, también de más grande, y lo re contra disfrutó. Estuvo divino”, agregó Emi, otro de los tantos padres bosteros que tiene el privilegio de compartir la pasión más linda del mundo con su familia.

Emiliano junto a Santino, su hijo, en La Bombonera.

Ver la final del mundo en una estación de servicio: “Hice de todo por Boca”

Boca marca la agenda de Brancciari. El trabajo no se negocia, pero todo gira en torno a lo que suceda con el equipo del cual es hincha. Sus compañeros de la banda lo saben y respetan su pasión.

“He hecho de todo por ver a Boca. Mis compañeros me soportaron varias. Por ejemplo, cuando se jugó la final del mundo contra el Milan en 2003. Nosotros volvíamos a tierra a Uruguay y había que pasar la frontera antes de cierta hora por un tema de la aduana, los equipos y no sé qué. Yo no me moví de una estación de servicio de Gualeguaychú hasta que terminó”, relató en medio de la charla.

“Tengo otra: antes de la semifinal de la Copa Libertadores 2007, tocábamos en Pilar y era a la misma hora del partido. Me pusieron una TV al costado del escenario y en las partes instrumentales me acercaba a ver cómo iba el partido. Por suerte pasamos a la final y después la ganamos”, contó entre risas, recordando aquella inolvidable serie vs. Cúcuta.

Video | La entrevista completa a Emiliano Brancciari, cantante de NTVG