Decimos que preferiríamos evitar la angustia, el dramatismo, los nervios, los penales y toda esa cosa, pero en realidad sabemos que no. Hay una cuota de nosotros que siente que ganar o clasificar así, a lo Boca, es un poquito más lindo. Nos gusta esto, no hay vuelta que darle.
Mientras otros se achican o le tienen cierto temor a las definición desde los 12 pasos, de este lado inflamos el pecho cada vez que nos toca. Antes de que el destino juegue su papel, y decida la suerte de los nuestros, en las tribunas elegimos creer porque sabemos de qué estamos hechos.
Chiquito Romero, iluminado por Córdoba, el Pato, el Mono, Roma, entre otros, voló primero a la derecha y después a la izquierda. Atajó dos y sintió el estallido de La Bombonera, ese que te tira para adelante cuando las piernas no responden y el cansancio empieza a ganarle a la mente. Porque por más contra fáctico que sea, también sabemos que sin ese empuje sería imposible.
Ya habrá tiempo para analizar cuestiones futbolísticas, evaluar las decisiones del DT en los cambios, hacer foco en el nivel de algunos jugadores y tratar de entender el motivo que nos llevó a un 2-2 extraño ante un equipo menor. Pero ahora es momento de disfrutar lo que no todos pudieron conseguir. A Boca le pueden faltar muchas cosas, pero nunca corazón. El sueño sigue intacto y vamos por él.
¿Contra quién juega Boca en cuartos de final?
El rival del Xeneize todavía no está definido y saldrá del ganador de la serie entre Racing y Atlético Nacional. En el partido de ida, los colombianos se impusieron por 4 a 2. Esta noche, el desquite en Avellaneda.
¿Cómo quedó el cuadro de Boca en la Libertadores?
En la parte inferior de la zona de Boca se dio un resultado llamativo y otro un tanto más lógico: Deportivo Pereira eliminó a Independiente del Valle y Palmeiras hizo lo propio con Atlético Mineiro. Los colombianos y los brasileños se verán las caras en algunas semanas.