El “Vasco” habló de su etapa como entrenador de Boca Juniors. “Soy un convencido de mi trabajo”, afirmó.
El diario Olé entrevistó a Rodolfo Arruabarrena, exentrenador de Boca Juniors que hoy se encuentra en Al Wasl. El “Vasco” comentó como vive su nueva experiencia y se refirió a su paso por el club.
El hecho de dirigir a otro después de Boca:
“Como Boca hay pocos clubes en el mundo: puede compararse con los grandes de Italia, Inglaterra, España y Alemania. Había tenido reuniones para ir a clubes de México, de Grecia, de mitad para abajo de la tabla de España. Ninguno me había terminado de seducir. Y venir al Al Wasl fue una decisión personal. Acá no vine por plata. Hice bien las cosas en casi 20 años como jugador como para depender de un contrato”.
La motivación de entrenar a su actual equipo:
“Me va a hacer crecer como entrenador. Por el cambio de cultura, será una oportunidad que me abrirá la cabeza. No puedo mentir, el contrato es importante. Pero estaba a un costado. Existen otras motivaciones. El campeón de esta liga jugará el Mundial de Clubes del 2017. Debemos adaptarnos a otra idiosincrasia. Y tenemos el desafío de trabajar tácticamente a estos futbolistas”.
Las exigencias en una Liga de menor nivel:
“Tratamos de ser los mismos. Soy realista: la liga no es tan competitiva. No crecieron con raíces futbolísticas. El nivel es distinto al que estábamos acostumbrados. Tienen buen nivel técnico, pero también deficiencias en controles y perfiles. Les falta mayor atención. Pero eso no significa que no aspiremos a imponer nuestro estilo”.
El estilo que tuvo su Boca y si lo cambiaron cuando llegó Tevez:
“Puede ser que lo hayamos cambiado. Lo que varió fue el esquema. Eso hizo que dejáramos de atacar por las bandas, por ejemplo. El técnico tiene que ser elástico con los esquemas. Y Carlos para mí es un segundo delantero que necesitaba otro punta que fuera a chocar. Tuvimos partidos muy buenos, buenos y regulares. En general, no tuvimos ningún partido malo, salvo el segundo tiempo del 0-4 contra San Lorenzo y algún otro. A mí me gustó más nuestro primer Boca que el segundo, más allá de que los resultados los haya conseguido el segundo. El primero tenía más dinámica y más variantes”.
El valor del técnico que se adapta a lo que tiene o impone su sello:
“Yo creo que el técnico de mayor valor es el que cuando se va, genera aprobación. El que le deja algo al jugador, el que lo mejora”.
Respecto al hecho de continuar después de haber salido campeón:
“Estaba convencido de seguir. Aunque sabía que iba a seguir condicionado por los resultados”.
La cuenta pendiente de la Copa Libertadores:
“Era la gran ilusión. Desde afuera seguía viendo que era una linda posibilidad esa Copa. Contra Independiente del Valle, terminó siendo una nueva demostración de que en el fútbol podés tener mejor plantel y en la cancha son 11 contra 11. Igual, la Libertadores no era lo único. Antes de renovar, hablé con mi cuerpo técnico y todas las personas del club con las que debía hablar. Y cuando me echaron quería seguir. Soy un convencido de mi trabajo”.
Su relación con Tevez:
“Se dijeron muchas cosas, pero no creo que haya tenido que ver con nuestra salida. También se exageraba su injerencia mientras estuvimos. No soy de hablar con mis ex jugadores. Le escribí a Gago cuando se lesionó, a Colazo cuando fue papá y a Orion y al Cata después de que se fueron del club. Tengo buena relación pero sé mantener las distancias. Con Daniel Osvaldo siempre me llevé bárbaro; sin embargo el día de la Copa en el Monumental, consideré que debía ser titular Calleri. Todavía me recuerdan esa decisión y sigo convencido. Si Calleri hacía la que tuvo cuando el partido estaba 0-0, hubiesen dicho que yo era un fenómeno; lo erró y pasé a no saber nada. No le presto atención a lo que se dice. Los que dicen que soy un buen entrenador, así como los que dicen que no sirvo, nunca me escucharon hablar con un jugador”.
El retiro de Osvaldo:
“Pensé que jugaría uno o dos años más. Debe estar podrido del ambiente. A veces lo superaron las situaciones que vivió y en otras las sobrellevó mejor que otra persona. Le voy a estar siempre agradecido. Mientras estuvimos, se vació por nosotros”.
La salida del delantero:
“Lo que pasó lo saben ellos. Sí puedo decir que la mayoría de los futbolistas, o una gran parte, fuma. Y que obviamente el entrenador pone las pautas”.
Los problemas de conducta en su vestuario:
“Con nosotros, en el vestuario nadie fumaba. En un contexto de pibes recién subidos a Primera, los grandes tenían que dar el ejemplo y a esos pibes no se les iba a ocurrir hacerlo. ¡Cómo alguien va a fumar en el vestuario! Por lo menos delante nuestro. En la casa o en el auto, hacían lo que querían. También es verdad que el técnico sabe todo. Nos damos cuenta hasta de qué jugador sube chocolates a la concentración. Y está en nosotros forzar la relación o no”.