Es normal que los jugadores y los equipos no muestren su mejor versión en los partidos de verano. También es habitual que eso se note mucho más en el primer juego y que adaptarse al mundo Boca lleva un tiempo. En este contexto, es preferible que Claudio Pérez tenga actuaciones como la de anoche en esta clase de encuentros y no cuando arranque la competencia oficial.
Lo cierto es que del debut del “Chiqui” fue regular. Algunas buenas, varias malas. Se lo notó por momentos nervioso, indeciso y lento para resolver, a veces hasta algo displicente. En su primera participación dudó al interceptar un envío rasante al área, permitió que un rival lo atore y estuvo a punto de perder el balón en una zona peligrosa.
Fue poco inteligente al derribar a Gabriel Hauche dentro del área cuando se jugaban 20 minutos y cometerle penal. Una infracción muy clara e innecesaria. La jugada nació de un pelotazo largo de Mauro Camoranesi y el defensor quedó mal parado porque el delantero le ganó la espalda en velocidad.
Fue parte de una defensa que no funcionó bien, con pocas prácticas juntos, eso también pasó factura. Hubo desacoples y en ocasiones falta de comunicación.
Por otro lado, sumó despejando algún envío aéreo y con algunos anticipos por bajo. Pero la balanza queda inclinada más por lo malo que por lo bueno. De todas maneras hay que esperar y no hacer críticas exageradas ahora. Falta mucho, hay tiempo para trabajar y fue el primer partido del año para Pérez, con nuevos compañeros que aún no conoce del todo. Paciencia.
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