En esta sección, hablamos exclusivamente de fútbol: esquemas, cambios, asociaciones y más. En esta entrega, la victoria del Xeneize en La Bombonera.

Formación inicial: Bianchi se la jugó con Bravo en lugar de Erbes. La vuelta de Riquelme era mucho más que un cambio. La apuesta del DT era Colazo, reemplazando a Sánchez Miño. Adelante, Martínez y un Gigliotti que fue  respaldado por el entrenador. Esquema clásico.

El 1 a 0: Martínez desequilibra y Riquelme rompe el esquema defensivo con un pase exquisito. El delantero no se decide en el mano a mano y Carranza lo derriba. Penal que el capitán cambió por gol.

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Colazo, buena alternativa: la apuesta de Bianchi dio resultado. Nicolás no tiene la verticalidad de Sánchez Miño pero aporta la cuota defensiva que Juan Manuel no posee. Le sirve a Insúa como relevo y a Riquelme como opción de pase. Interesante de cara al futuro.

El 2 a 0: contragolpe bien manejado. Martínez espera a que Gigliotti pique y lo asiste, y el centrodelantero aprovecha el apuro del arquero rival para eludirlo y marcar el segundo.

Efectividad en ataque, por fin: si bien Boca fue dominador, tuvo pocas chances. Lo bueno es que las aprovechó: el partido terminó en una goleada que pudo ser mayor. Gran gesto de Riquelme el de dejarle el segundo penal a Gigliotti para que sume.

Riquelme volvió a manejar los hilos: el enganche no estuvo en Rosario y Boca lo extrañó. Ante el “Tomba” fue uno de los mejores. Muy activo en el primer tiempo y con voz de mando aunque no participe de la jugada. “Es un jugador necesario”, dijo Bianchi después.

El 3 a 0: Colazo se animó y pasó. El arquero vuelve a cometer el mismo error del primer penal. Esta vez lo hizo Gigliotti.

Los cambios de Bianchi: Cristian Erbes reemplazó a Gago en el entretiempo. Volvió Pablo Ledesma para darle mayor control al mediocampo (salió Martínez) y Riquelme  se fue ovacionado, dándole su lugar a Claudio Riaño. El equipo terminó con un 4-4-2 bien marcado.

Para trabajar: un jugada aislada que no pasó a mayores pero es una alarma. Grana retrocede sin mirar a su espalda. Vuelve recto a su posición y no observa las subidas rivales. Grimi casi se le escapa.