En esta sección, hablamos exclusivamente de fútbol: esquemas, cambios, asociaciones y más. En esta entrega, la victoria del Xeneize en Córdoba.

Esquema inicial: la idea de Bianchi, en cuanto a esquema, se cumplió. Un 4-3-1-2 bien definido. Los cambios fueron de nombres pero no posicionales. Una línea de cuatro con un lateral defensivo y uno ofensivo: Insúa pasó mucho al ataque, no así Marín. Para no dejar a Ribair solo, Sánchez Miño se cerró y le dejó la banda izquierda al número 3. Ledesma, en cambio, se abrió por su costado. Adelante, Martínez fue cambiando. Blandi, siempre como referencia en el área. Riquelme comenzó en el medio y, como siempre, terminó en la izquierda.

Daniel Díaz comenzó el costoso desafío de ordenar la defensa. Su sello se vio a la hora de salir jugado: en la mayoría de las ocasiones lo hizo con pelotazos frontales, buscando el cabezazo del nueve. En su anterior paso por el Xeneize tenía a Palermo.

El gol: un pelotazo descoloca al “Cata” y Burdisso tiene que salir para completar el rechazo. Ambos salen de sus posiciones, por eso Insúa tiene que cerrar. Carrera aprovecha y entra al área a espaldas del lateral. Así se genera el primer tanto del partido. ¿Con offside previo?

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Las polémicas: tanto el gol anulado a Belgrano, a los 16 minutos, como la ocasión del “Pirata” un instante después, surgen por el mismo factor que generó la apertura en el marcador: las espaldas de los defensores. Marín se cerró demasiado, mirando la pelota, y liberó la zona para el ingreso del rival.

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– A los 29 y a los 37 se vieron dos pelotazos frontales de Riquelme, buscando un pase que rompa a la línea defensiva rival por vía aérea. Evidencia de falta de opciones de descarga.

Emanuel Insúa pasó mucho al ataque pero no siempre tuvo relevo. Sánchez Miño se tiraba al centro del campo y por eso lo obligaba a volver apurado. Así, la defensa enfrentaba los ataques mal parada.

– El “Gordo”, por su parte, colaboró con Ribair por la soledad de este en el medio de la cancha. “Limpió” las jugadas tras los quites del volante central. Esa doble función lo complicó físicamente: al querer aportar en las salidas pero también en la definición de las jugadas, debió hacer un gran desgaste.

Los cambios de Bianchi: Zárate por Insúa, el primero. Un lateral más defensivo es la primera lectura. Luego el DT explicó que fue por la amarilla que tenía el exjugador de Godoy Cruz. Gigliotti entró por Blandi para ver si tenía la suerte que no tuvo Nico. Jugó bien a espaldas de los centrales de Belgrano: una combinación con Riquelme casi termina en gol.

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Méndez por Martínez, el último. Jesús entró para ser el volante por derecha. Así, Ledesma se cerró y ayudó a Ribair como antes lo había hecho Sánchez Miño. Riquelme quedó como segundo delantero.

Para trabajar: el orden defensivo, el sector derecho del ataque, los relevos a los laterales, las alternativas de pase del enganche y la soledad del volante central.