El arranque fue cauteloso de ambos lados. Los dos equipos comenzaron estudiándose. La primera de peligro fue para el Xeneize: de contra, Juan Román Riquelme asistió a Emmanuel Gigliotti y éste remató, pero su disparo se fue por encima del travesaño.
Esa cautela continuó, aunque de a poco el juego fue adquiriendo intensidad. La lucha en el mediocampo se hizo dura. Boca lastimaba por la banda izquierda, con las subidas de Emanuel Insúa. A pesar de esto, el primer tiempo terminó sin goles.
El complemento inició de la misma forma. Mucho roce y poco juego. Carlos Bianchi entendió que era momento de cambios: mandó a la cancha a Claudio Riaño y Cristian Erbes en lugar de Juan Manuel Martínez y Pablo Ledesma, respectivamente.
Fue “Pichy” quien tuvo una de las más claras: otra vez de contragolpe, Riquelme le sirvió la pelota y el remate del volante central fue frenado por Torrico.
La respuesta del “Cuervo” pudo ser letal. Ángel Correa robó un balón y quedó cara a cara con Agustín Orion. La respuesta del arquero fue soberbia: le arrebató la pelota y le sacó una chance neta de gol. La historia para el visitante se agravaba: por una dura falta, Leandro Romagnoli se iba expulsado.
El “Virrey” metió un cambio ofensivo para ir a buscarlo: Luciano Acosta reemplazó a Hernán Grana. Con el juvenil, el equipo ganó verticalidad pero no pudo lastimar. Fue empate en La Bombonera. A Boca otra vez le faltó algo.