Con dos goles de Martín Palermo, Boca derrotó al Banfield campeón por 2-0 y dejó de lado todos los rumores que aparecieron en la previa del encuentro.

Herido en su orgullo, tras varios días en los que se especulaba con que Boca iba a dejar los puntos, el Xeneize salió a jugar una final más, como cada fin de semana. Banfield sintió el rigor y el pánico escénico de La Bombonera y, por sobre todas las cosas, su posibilidad de ser campeón.

Los de Falcioni no se habían logrado asentar en el campo de juego cuando Gaitán apareció a espaldas de Barraza y recibió la infracción adentro del área del defensor del Sur. Penal para los locales que el goleador Martín Palermo canjeó por gol.

Banfield fue una sombra del equipo que deslumbró en todo el torneo: Silva parecía deambular por la cancha, Fernández no se sentía cómodo en la delantera y las que tenía ante Abbondanzieri definía mal, James sacaba débiles remates desde media distancia y Erviti no lograba hacerse el dueño del equipo. La defensa, uno de sus pilares, estaba más frágil que nunca.

Boca logró plantar un cerrojo defensivo y la dupla Paletta-Cáceres jugó el mejor partido del campeonato. Ambos centrales estuvieron muy firmes y sacaron toda pelota que ponga en peligro el arco local. Erbes y Colazo con el correr de los minutos mostraron sus mejores pinceladas, demostraron que están para jugar en Primera y que la camiseta azul y oro no les pesa.

Sorpresivamente, Gaitán estuvo muy ido del partido y demasiado concentrado en tirar lujos, que casi ninguno prosperó. Marino tampoco estuvo muy enchufado y el equipo sintió la falta de conexión entre el mediocampo y la delantera.

Los minutos corrían y el desarrollo del encuentro era lento y monótono. Banfield tenía la pelota pero no hacía daño, mientras que Boca esperaba la chance para definir el partido con una contra letal. Con el resultado 1-0 se cerró la primera etapa, al igual de lo que ocurría en Rosario con Newells 0 – San Lorenzo 1. Hasta el momento, Banfield era el campeón.

Palermo, una vez más, fue sinónimo de sacrificio. Su colaboración, tanto en ataque como en defensa, fue muy importante para los de Basile. El “Optimista del Gol”, en la segunda etapa y durante uno de los mejores momentos de Banfield, marcó el segundo tanto y así alcanzó los 212 gritos. Ya no más sequía, el Titán está de vuelta.

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Llegaban las noticias de Rosario y los hinchas verdiblancos festejaban: Bordagaray había marcado el segundo para los dirigdos por Simeone. Con Newell´s casi fuera de carrera, solo una fatalidad le impediría ser campeón a los de Falcioni.

El correr de los minutos develó el misterio: Boca le ganó al puntero, San Lorenzo bajó al escolta y, gracias a una derrota ajena, Banfield se coronó. La hinchada despidió de pie a un equipo que demostró su grandeza y dio el segundo paso en la recuperación de cara a 2010.

Ahora solo queda descansar y realizar una buena pretemporada. Hay equipo y juveniles con hambre de gloria que el 31 de enero, con el inicio del Clausura, deberán poner todo para llevar, nuevamente, a Boca a lo más alto de la tabla como la historia y la hinchada lo merecen.